martes, 10 de enero de 2012

Aprendiendo a acertar

Después de estar algunos meses dedicada a otro proyecto que requería total atención por ser nuevo, vuelvo renovada y dispuesta a continuar donde lo dejé: descubrirte el  psicointeriorismo, una disciplina nueva que he desarrollado hasta convertirla en casi una terapia para hacerte sentir mejor dentro de tu entorno y, como consecuencia, contigo misma/o.

Hoy quiero hablar de la importancia que tiene crear espacios propios en los que nos sintamos bien las personas que los vamos a utilizar y con quien vayamos a compartirlos. 

Cada persona es diferente y reacciona de distinta manera ante los estímulos externos. Quizá hayas notado a tus invitados un tanto "apagados" estas Navidades y lo hayas achacado injustamente a tu falta de dotes culinarias, pues voy a contarte algo que quizá pueda ayudarte a acertar en la próxima celebración. 
Hay mucha diferencia en el grado que las personas pueden percibir como "de confort" con respecto a la temperatura. Se suele recomendar por motivos de salud y eficiencia energética mantener la vivienda a unos 22 grados en invierno, temperatura ideal para que el organismo no sienta tanta diferencia entre exterior-interior (evitando resfriados), no baje la tensión y se mantenga la mente despejada. Pero la realidad de cada hogar es muy diferente y se suele aumentar casi en 10 grados!! la temperatura del ambiente. Se trata de un hábito adquirido  muy común  que puede corregirse fácilmente puesto que cuanto mayor es la temperatura a la que acostumbramos a vivir al cuerpo, más nos va a pedir que subamos el termostato para sentirse confortable. Pero hay mucha gente que prefiere llevar ropa ligera y no sentir el menor resquicio de aire fresco porque les produce intranquilidad, por tanto es una elección personal. El problema puede venir cuando otras personas vestidas normalmente con ropas de invierno, visiten la casa... sentirán calor y esto tiene consecuencias poco agradables. Lo notarás en seguida si ves que la conversación empieza a decaer, los ojos se entornan, hay como una sensación de somnolencia, como si bajara la energía. Claro, como he dicho anteriormente, la tensión baja y con toda seguridad lo más apetecible en la reunión será recostarse en el sofá y más de uno echará una cabezada. Resultado pues del encuentro: un desastre. 

Puede que no repares en estos detalles de tu día a día  que son tan importantes pero para eso estoy aquí. Yo me he preocupado durante muchos años de observar, planificar y corregir para que las cosas funcionen correctamente. En mi caso es algo natural, capto el ambiente casi inmediatamente, lo que transmite y invita a hacer en él.  Por eso, a veces, incluso me resulta tan evidente que no entiendo cómo los demás no lo notan!! 

CONCLUSIÓN DE HOY: El nivel de confort es diferente para cada individuo, pero hay que procurar adecuar los parámetros a las circunstancias y, poco a poco, acercarnos a lo saludable.



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