El secreto del éxito en mis propuestas de planificación estaba siempre ligado a saber detectar (además de la solución adecuada y el estilo decorativo del solicitante) sus inquietudes personales, sus deseos y hacia dónde quería enfocar su vida a partir de ese momento.
La experiencia en la relación directa con los clientes, mi interés real por ayudar y los resultados positivos obtenidos, me han proporcionado muchas satisfacciones en mi vida profesional y personal.
A base de escuchar a las personas y observar sus espacios, he podido desarrollar una percepción y una empatía que a menudo me hace estar más cerca de la psicoterapia que del diseño funcional.
Tanto es así que a menudo recibo peticiones de gente cercana que necesita "asesoramiento para su vida" más que para su casa. Según me dicen, siguiendo mis consejos descubren una tranquilidad y positividad que antes no tenían.
Darme cuenta de este potencial y de que podía enfocar mi trabajo hacia la ayuda a los demás, me llevó a formarme en el arte de crear un entorno favorable para las emociones.