El poder de la atracción
o cómo generar ventas
El último proyecto que he tenido el placer de realizar ha sido una tienda.
Y digo el placer porque he podido comprobar por primera vez los efectos tan positivos que el psicointeriorismo tiene en un local comercial además de en las viviendas
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El antes |
La tienda, tal y como se había resuelto para su actividad anterior, se encontraba en perfecto estado: con una obra que se acababa de realizar hacía poco tiempo, todas las instalaciones funcionando, buenas calidades...pero era un espacio tan lúgubre que ni el color amarillo de sus paredes podía animar. Nadie en su sano juicio haría esto a un local a no ser que no quisiera que entrara nadie y mucho menos quedarse dentro. Se dedicaba a la venta de alimentos dietéticos naturales y debería transmitir salubridad, bienestar y ganas de mejorar. Obvio. Pero no era así en absoluto, por el contrario lo que pasaba por tu cabeza en el momento en el que entrabas es que te sentías algo disgustada, deprimida. La luz mortecina, y la decoración exageradamente funcional hacía recordar a una clínica a la que vas por fuerza mayor cuando te sientes enferma. Tuvo que cerrar por falta de clientes. Quizá sería interesante realizar un estudio acerca de la influencia del espacio en la afluencia de clientes en este caso en concreto. Yo estoy convencida de que hay una relación. En efecto se han llevado a cabo estudios similares en espacios en los que se invitaba a entrar y realizar diferentes actividades a individuos de distinto sexo y edad. No hay dudas: hay espacios que atraen y otros espantan.
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Resolviendo el espacio, ideas |
El quid de la cuestión. Los ambientes en los que nos desenvolvemos nos causan un efecto invariablente, puede ser positivo o negativo. Pero en el caso de los locales comerciales en los que se trata de atraer posibles clientes, convencerles y vender, se hace necesario, además, un componente importantísimo que se pasa por alto en demasiadas ocasiones: hacer positiva la experiencia de compra. Desde la primera mirada en el exterior hasta la salida de la tienda con el producto en la mano, todo debe ser atractivo, agradable, satisfactorio y fácil. ¿Alguna duda al respecto? Creo que no, es evidente. Pero ¿por qué no se hace? ¿Por qué una persona invierte grandes cantidades de dinero en un negocio y luego deja lo más importante sin resolver? Pues, lector/a, no tengo la respuesta. Creo que por desconocimiento, algunos, y por querer ahorrar otros, lo triste es que en ambos casos las posibilidades de quiebra están más que aseguradas.
La decoración comercial y los escaparates son pasos de obligado cumplimiento si se quiere atraer al cliente exacto y no a otro, si se pretende que todo el espacio refleje lo que vas a encontrar dentro y desees comprarlo por encima de todo, aún cuando no lo necesites...eso es lo que se consigue con el diseño, el color, el aroma y hasta con la música que se escucha.
Y eso es lo que he conseguido con este arriesgado proyecto, una tienda en la que se venden juguetes eróticos, lencería sexy y cosmética sensual...pero sin dañar sensibilidades, invita a entrar a todos los públicos sin miedo, no esconde secretos inconfesables porque la compra se hace de la forma más natural rodeados de sensaciones dulces, notas sensuales y colores que predisponen al amor.
Te invito a conocerla aquí. Todo un éxito comercial según sus propietarios y una satisfacción personal para mí.
El secreto: dominar el arte de provocar sensaciones con creatividad, sensibilidad y talento